En una ocasión, un hombre con fama de grandes poderes psíquicos se acercó al Buda y le dijo:
- Señor, durante muchos años he hecho penitencias imcomparables. Me he mortificado implacablemente. Por fin he conseguido caminar por las aguas.
A lo que el Buda replicó:
- Amigo mío, ¡qué lástima de tiempo perdido habiendo barcas!
Buda, El Príncipe de la Luz
Ramiro Calle